sábado, 10 de enero de 2009

CÚMULOS - A RAS DE TIERRA (I)

Dejo la tierra lentamente.
Asciendo crucificado con alas de dolor.
El viento envuelve mis pies en remolinos cálidos y
mis ojos comienzan a ver entre alambradas y olivos.

Aún puedo oler la hierba bajo mis pies inertes.
Y este olor carnal y primitivo me trae
mis primeros recuerdos a ras de tierra:

el silbido de un violín atormentado por azucenas negras,
el lánguido caminar de los cadáveres destronados,
la sangre amontonada en lúgubres pocilgas,
muecas que se desvanecen en el aire adormecido,
mudas golondrinas en la gárgola fría y poderosa.

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