miércoles, 13 de mayo de 2009

I

una hoguera en el llano que se convierte en tumultos de rosas con pétalos de piedras transparentes en un mar de caricias eternas donde todas las mujeres soñadoras perfuman la noche etérea donde las auroras huelen a escarcha recién sembrada entre tus manos balsámicas y egocéntricas y mis labios puentes de melancolía por donde vuelan los caballos mensajeros del olvido se apoderan del vasto silencio que emerge lúgubre de los bosques rojizos del desaliento

1 comentario:

febade dijo...

Muy bueno. Desde luego simepre es un placer leerte, da igual el momento.

Un saludo